HIJO DORADO Y CHIVO EXPIATORIO
Estos roles vienen construidos desde la mirada adulta, es decir desde los padres, y también puede que participen otros familiares u otros adultos. Una de las consecuencias más nefastas es que dificulta mucho el entendimiento entre hermanos.
El hijo dorado puede no querer perder su situación privilegiada, aunque también conlleve obligaciones, lealtades, peso y conflicto con los otros hermanos. Se pueden sentir atrapados y desarrollar sintomatología ansiosa y/o depresiva por el miedo a no dar la talla, por sentirse atrapados, también son vulnerables a presentar rasgos narcisos. A veces, estos roles no son rígidos y van alternando entre hermanos. Es muy recomendable trabajar en el holón de hermanos, sanar la relación y la complicidad entre ellos.
En la práctica clínica he visto como adultos de edad avanzada que han tenido el rol de chivo expiatorio en la familia de origen siguen intentando gustar y mendigando amor. Este subyugarse a ser querido a cualquier precio hace que se olviden de lo importante que es gustarse a uno mismo, e incentiva y solidifica su rol de chivo expiatorio. Liberarse de la esclavitud de ser aceptado, de gustar, otorga paz y bienestar y, a veces incluso, cambia las dinámicas con la familia de origen ya que la persona se posiciona desde un lugar digno que no da pie a ser utilizado de chivo expiatorio. Otras veces, no hay tanta suerte y la opción más cuidadosa es alejarse de las relaciones maltratantes.