LA ALTA FACTURA DE EVITAR EL DOLOR

Relacionado con el escrito anterior “sobreprotección y negligencia”, me gustaría hablar de que evitar el dolor nos puede condenar a vivirlo de manera más crónica. El niño que no aprende a ir en bici por no pasar por el dolor de caer o la frustración de no aprender seguramente vivirá más dolor a la larga, por no sentirse capaz, por haber construido inseguridades, por no poder participar de esta actividad con los amigos, etc.

Es muy humano querer evitar el dolor. A ver a quién le gusta sufrir.  Este escrito no es una invitación a sufrir porque sí, pero el dolor es un sentimiento más y si lo evitamos siempre, dejaremos de vivir muchas cosas y, paradójicamente, podríamos quedar atrapados en un dolor continuo.

Si sentimos un dolor en el cuerpo y no vamos al médico por miedo, perderemos la oportunidad de encarar el problema cuánto antes y eso, siempre va a favor de un pronóstico de éxito. Algo que me gustaría resaltar es que mientras hemos estado evitando ir al médico, el runrún de la preocupación y la molestia en el cuerpo habrán estado con nosotros. Hay personas que tienen miedo de salir de casa. Quedarse en casa alivia este dolor agudo pero hace que vivan un malestar sostenido en el tiempo.

Hay personas que querían encontrar pareja, pero no se ven capaces de pasar por el dolor de ser rechazados.

Hay quienes tienen miedo a desarrollar alguna enfermedad y tienen pánico a morir, entonces destinan la vida a desinfectar y limpiar, vida que no viven por la esclavitud de protegerse de un posible mal.

Hay quien vive abrumado por la posibilidad de cometer un error, o no ser correcto con los demás, tanta tensión y presión le lleva a no ser espontáneo con los demás y a tener que estar todo el día planificando y controlando. A menudo esto lo hace más vulnerable a cometer errores y a no ser como le gustaría en las relaciones sociales.

Podríamos seguir engordando la lista, pero creo que el concepto ya se entiende. Quizás vale la pena pasar un poco de dolor u otros sentimientos no gratos, para irlos mitigando y superando en lugar de invertir en ellos y hacerlos de dimensiones descomunales.